– ¿Hola, cómo estás? ¿Todo bien? Yo mal, para la mierda. – ¿Qué pasó? – Lo mismo de siempre, nos peleamos. Pero esta vez mal, fuerte. Me parece que va a terminar conmigo. No lo puedo creer. – (...) – Boludeces, siempre con lo mismo. Que no le doy bola, que no hacemos nada, que no salimos, que siempre estoy trabajando. Que solo me importa la guita. ¡Es ridículo! Y sí, laburo un montón. Ella también labura ¿yo te conté no? – En un estudio. – Si, es muy buena diseñadora, no gana tanto como yo pero gana bien. Yo creo que eso no le gusta ¡y se lo dije! Me mandó a cagar, pero no sé . Insiste con que no tiene nada que ver cuánto gana cada uno sino con que soy rata. ¡Me dice que soy muy rata con la guita! ¿A vos te parece? Es cierto que no me gusta andar tirando la guita pero eso no me hace rata. Los billetes no crecen en los árboles. El martes pasa do fue nuestro aniversario, ella quería ir a comer a un lugar nuevo por Puerto Madero, ya me lo había nombrado varias veces así que llamé para hac